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- Escrito por RICARDO AUGUSTO RAMIREZ RIVAS
- Categoría: Principal Imagenes
- Publicado: 16 Enero 2014
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Resumir treinta y cinco años en tan pocas líneas es una temeridad, y si se trata del Grupo Experimental de Teatro de la Unet es el recorrido de una lágrima, una sonrisa, una palabra un instante tan efímero que dura para siempre
Nada es más nocivo para la creatividad que el furor de la inspiración, según Umberto Eco, para el Grupo de Experimental de Teatro Unet la furia se convierte en actos sublimes. La constancia y la perseverancia han hecho del teatro Unet un símbolo en la región
La historia comienza con Rafael Daboin, hombre devenido de la escuela tradicional, donde la fastuosidad del montaje, el método y el gran escenario fue el estigma precursor de la solidez y reputación que hoy por cuestiones del destino mantiene José Ramón Castillo, quien lo giró hacia la introspección, la reflexión y la interacción con el público y la comunidad.
28 de octubre, 1978, marca el inicio y festejo que suman treinta y cinco de puestas en escenas de manera ininterrumpida lo que les hizo acreedores de ser “Patrimonio Cultural del estado Táchira”, su trayectoria los convierte en hacedores teatrales de más larga data en la región, con una carta de más de sesenta estrenos, incontables funciones, giras que van desde una pequeñas comunidad hasta levantar vuelo a proscenios en otros países.
La esencia es el sello que caracteriza la exploración artística, formación de actores, gente para el teatro así como la relación universidad-comunidad. Un cambio súbito; el director fundador Daboin se eternizó para dejar una sala con su nombre. El grupo orgánicamente continuó bajo la batuta de Zaida Castellanos, para dar paso al maestro Ciro Villamizar y Tony Jiménez quienes fueron pilares fundamentales, pero el telón cayó. Entro José Ramón en un escenario oscuro bañado con un seguidor.
La trascendencia
Para las agrupaciones lo más importante es mantenerse en el tiempo, cíclicamente la vieja sangre realiza un mutis para permitir a los jóvenes destilar necesidades creativas, encontrarse, ser ellos sobre las tablas. Dice Castillo que lo más importante es la actividad, la experimentación, hecho que da reconocimiento a nivel nacional como grupo de teatro universitario lo que aprueba ser invitados permanentes a festivales y a los diferentes circuitos teatrales gracias al trabajo que se realiza desde su fundación.
Del tablado a lo no convencional
Para José Ramón Castillo lo más importante es proyectar el arte en las diferentes comunidades, esto ha creado pequeños grupos expandiendo el proceso de creación, de artistas, actores, investigadores del teatro. Señala que hay una camada bastante grande de trabajadores teatrales que salieron del grupo Unet.
Para el director lo más importante es la vinculación del grupo con el entorno y responde a los intereses de la región por el tratamiento de la temática, eso los compromete con el trabajo comunitario con la visita a los municipios y barriadas quienes esperan por un poco de arte y otras formas de discursos de manera interactiva con la contribución de los estudiantes. En el último año el trabajo fue arduo, se visitaron más comunidades de lo esperado y realizaron más puestas en escena y estrenos.
La esencia
La vida es trabajo, es lo que se respira y lo que se transpira, por eso es que se lleva tanto tiempo de labores que no ha dejado que fallezca el grupo. Ese mismo trabajo le proyecta y en prospectiva ya se hace una planificación para tiempos venideros, esos tiempos que siempre llegan y son pasados. Hoy treinta y cinco, mañana celebrarán otros los setenta. Ya se tiene previstas actividades hasta el 2015 con talleres, seminarios y funciones.
El teatro de Castillo dejó de ser proscenio para entrar en interacción con las personas y los actores, donde se mimetizan los unos y todos, representan el guión como reflejo de la sociedad, sólo que la sociedad quiere verse en un espejo y ver la forma, porque el fondo le aterra y eso hace de esta época un sello distintivo./Ricardo Ramírez
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